domingo, mayo 01, 2005

CRÓNICA DE UNA MASACRE ANUNCIADA - Parte II

Luis Eduardo Guerra, líder de Apartadó asesinado:
«HOY ESTAMOS HABLANDO, MAÑANA PODEMOS ESTAR MUERTOS»

Entrevista realizada por la televisión valenciana (de España) el 15 de enero del 2005 con Luis Eduardo Guerra, líder de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, asesinado y descuartizado un mes después junto con otras siete personas, entre ellas un niño de apenas un año de edad.
Emilia Bolinches: ¿Por qué se constituyó la Comunidad de Paz de San José de Apartadó?
Luis Eduardo Guerra: Fue como consecuencia del conflicto que hubo en la región desde el 95, todo el desarrollo del proyecto paramilitar, el exterminio de la Unión Patriótica, del Partido Comunista y, en general, de todas las organizaciones populares que había en la región. Cuando se dio todo este exterminio a sangre y fuego por parte de las fuerzas militares y los paramilitares, las comunidades campesinas de San José de Apartadó, los que habitábamos las veredas, quedamos completamente solos y sufriendo todas las agresiones del ejército y los paramilitares. La gran mayoría de las 32 comunidades que existían se tuvieron que desplazar y nosotros, los que estábamos todavía en once comunidades, decidimos buscar como apoyo a la Iglesia para ver qué podíamos hacer: si nos dejábamos matar ahí, si nos teníamos que ir... porque la gran mayoría no teníamos para dónde irnos. Y ahí es donde se inicia la posibilidad de que, con el apoyo de la Iglesia y de algunas ONG nacionales, se hiciera una propuesta; inicialmente se pretendía buscar territorios humanitarios para concentrarnos ahí y pedirles respeto a todos los actores armados, incluyendo el Estado, los paramilitares y la insurgencia.
E.B.- ¿En qué situación se encuentran estas comunidades ahora?
LE.- Cuando ya nos organizamos, hicimos la Declaración. El 23 de marzo del 97 firmamos el compromiso de no participar en la guerra, de no colaborar con ningún actor armado. Como consecuencia de esto hubo una represión más fuerte, se produjo el desplazamiento masivo de estas once comunidades; hubo masacres y se dieron plazos para que se desplazara la gente con amenazas de muerte. De ahí en adelante nos concentramos todos en este caserío de San José de Apartadó. Unos seguimos en el proceso, como 630 personas. Otros no: se fueron porque ya no creían que nos iban a respetar. Y de ahí para acá ha sido una situación de resistencia porque hemos sido víctimas de masacres, de asesinatos selectivos; estamos hablando de que nos han matado más de 130 personas de la población civil, entre ellas varios líderes de la comunidad, pese a que hemos buscado todas las instancias del Estado. Hemos propuesto, incluso, comisiones de investigación, pero los resultados han sido nulos. Todos estos asesinatos están en la impunidad.
La situación actual es que prácticamente lo que vemos es una nueva estrategia para seguir atacándonos, que es el bloqueo económico, que son las amenazas muy abiertamente de los paramilitares y los militares. Porque en este gobierno, Uribe se ha caracterizado por eso, porque ya los paramilitares se sienten totalmente parte del Estado y ellos mismos hacen los controles como si fueran el Estado, y aunque esto se denuncia a nivel nacional e internacional, no pasa nada. Nosotros hemos sido muy claros en nuestros principios, hemos mantenido una posición de neutralidad frente a la misma insurgencia, pero lo que dicen es que nosotros seguimos siendo organizados por la misma insurgencia, que recibimos órdenes directas de la insurgencia para desprestigiar al Estado y para denunciar al Estado y para decir que el Estado es el único que viola los derechos humanos. Eso es una mentira a todas luces porque nosotros lo hemos dicho públicamente y lo seguimos diciendo, que dentro de estos asesinatos la subversión también tiene una gran participación, más de 20 casos, porque nosotros no tenemos nada que ocultarle a ninguno de los actores armados. Lo único que nosotros hemos pedido es respeto para los que son parte de la población civil. Entonces vemos que nos están acorralando con las masacres, con los tiros, con los asesinatos selectivos, con el desprestigio, porque sabemos que el mismo gobierno tiene funcionarios haciendo un desprestigio desinformativo a nivel internacional, a nivel incluso de las mismas embajadas, diciendo que ellos tienen toda la voluntad y que son las comunidades las que se oponen a que el gobierno haga presencia cuando es una total mentira, y que ellos no son los violadores de los derechos humanos, que los violadores de los derechos humanos son la insurgencia, cuando hemos dicho que hay un ejemplo muy claro: ¿cuántos muertos tenemos? ¿En cuántos han participado las fuerzas militares? ¿Toda la estructura paramilitar que hay en Urabá por quién está apoyada? Creo que es una situación difícil en estos momentos, porque económica y políticamente el gobierno está haciendo un trabajo muy fuerte contra las comunidades, sobre todo contra San José de Apartadó.
E.B.- En esta situación: ¿qué van a hacer las comunidades? ¿Cómo se plantean el futuro?
L.E.- Nosotros siempre hemos dicho, y en eso somos claros, que nuestro proyecto es seguir resistiendo y defendiendo nuestros derechos. No sabemos hasta cuándo, porque lo que hemos vivido durante toda la historia es que hoy estamos hablando, mañana podemos estar muertos. Que hoy estamos en San José de Apartadó, pero mañana puede estar la mayoría de la gente desplazada porque puede haber una masacre de 20 o 30 personas, eso no es algo imposible. Aquí en esta región todo es posible. Pero mientras estemos, nuestros proyectos de vida siguen y es como defender a la población civil. Por eso estamos proponiendo a las comunidades que construyan espacios comunitarios para que la gente no tenga que desplazarse a San José de Apartadó, y así la gente pueda resguardarse y defender su territorio.
Estamos también como hermanándonos con otras comunidades a nivel nacional, otras comunidades que también están resistiendo para entre todos diseñar nuestro propio proyecto de vida. Está lo de la Universidad de resistencia. No quiere decir que nosotros estamos en una resistencia armada. Nuestra resistencia es contra el Estado, seamos claros, pero una resistencia no armada, es una resistencia civil. Queremos defender incluso nuestra misma Constitución. Decirle al Estado: usted está violando la Constitución. Lo que nosotros estamos haciendo es legitimando al Estado, no atacándolo. Entonces nuestro proyecto sigue, pero no sabemos hasta cuándo. Económicamente para estas comunidades es muy difícil resistir, pero seguimos haciendo propuestas económicas para realizar proyectos que nos garanticen que tenemos la alimentación y una mínima dignidad como personas para poder seguir resistiendo, porque hay un dicho muy claro que dice que mientras el estómago esté lleno pensamos, podemos hacer mucho, pero cuando el estómago está vacío ahí se acaba todo.

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